Opinión

Javier Fernández Aguado: Esperando a Toxo

El próximo 29 de septiembre, miles de liberados acudirán a medios de transporte y a sedes de trabajo en toda España para coaccionar "informativamente" a cientos de miles de trabajadores para que ese día no puedan ganarse el pan.

La extraordinaria y preciosísima función del sindicalismo se ha ido reduciendo en demasiados casos a piquetes mal llamados informativos que intentan justificar por la vía de la intimidación el sueldo que deberían ganarse con el prestigio de su esfuerzo diario. No es cuestión de derechas o de izquierdas, es cuestión de dignidad. Cuando un país se desangra por un gasto público desproporcionado e innecesario, paralizarlo -o al menos intentarlo- durante una jornada es irresponsable.

Las tácticas del convencimiento de las masas han sido siempre las mismas, procedan de la tendencia política que sea. Fue Goebbels quien aseguraba que la propaganda tiene por objetivo "atraer a la gente hacia una idea tan penetrante y exhaustiva que la acepten por completo y jamás puedan escapar de sus garras". Se trata de sustituir la mente personal por la colectiva. Nunca es posible lograrlo en todas las áreas, pero sí al menos en algunas: precisamente, en aquellas que más interesan a los abanderados de la ideología.

La reformulación del sindicalismo en España es imprescindible. No por baladí, sino por inviable tal como está diseñado en la actualidad. Una realidad necesaria que ha sido convertida en superflua hasta que se redefina.

He tenido la fortuna de compartir largas conversaciones con sindicalistas de muy diversas tendencias. Muchos de ellos son sencillamente extraordinarios. Sin embargo, los aparatos que se han instaurado han formalizado una estructura caduca. En este tema, como en otros, lo que ayer fue revolucionario (siglo XIX), ayer se convirtió en rutinario (siglo XX), y hoy reclama un profundísimo reposicionamiento.

Cuando se leen las obras de Lenin, se verifica que algunos de nuestros sindicalistas siguen anclados en una visión tan acronotopológica (fuera de tiempo y lugar) que es imposible que ofrezcan las soluciones que la sociedad reclama. Un ejemplo entre muchos. Cuando comentaron a Lenin sobre la necesidad de preparar bien en lo técnico a quienes se ocuparían de las decisiones clave en el futuro, respondió: "Los trabajadores serán capaces de controlar cualquier ministerio en unos días; no hace falta ninguna capacidad especial para eso y no es necesario conocer las técnicas de trabajo porque eso es la tarea de los burócratas, a los que obligaremos a trabajar lo mismo que ellos hacen trabajar ahora a los trabajadores especialistas".

De aquellas ingenuidades surgieron disfunciones que aún pagan en países del Centro y el Este de Europa, puestos durante muchos años como paradigma por utópicos sindicalistas que sólo querían ver los buenos hoteles en los que se alojaban y no la realidad del solar arrasado en que el comunismo dejó convertida a media Europa. ¿Por qué olvidar que parte de la crisis en la que estamos viviendo se debe al lento retorno al trabajo en aquellas cárceles gigantescas en las que el marxismo convirtió a tantas naciones de nuestro Continente? ¿Por qué, si no, es tan necesario diseñar programas de reconstrucción para la lacerada Cuba, para cuando su dictador muera?

¿Sindicalismo? ¡Por supuesto! Es indispensable. Pero no vocingleros que luego abandonan a su gente a media manifestación para almorzar en los restaurantes más exclusivos.

Quizá determinados dirigentes sindicales actuales quieren imitar también en el buen vivir a aquel Vladimir Illich Ulianov que, predicando la colectivización, sobriedad y austeridad para los demás, dispuso -desde el primer momento en el que le fue posible- de un amplio servicio formado por ayudantes personales, chófer (Stepán Gil) que le llevaba en la mejor limusina de la época, secretarias, cocineras, sirvientas?

Un consejo: menos gritar y más sumarse al esfuerzo colectivo para salir de la crisis.

Javier Fernández Aguado, socio director de MindValue.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky