Parece ser que el glamour un tanto descolorido de Marbella, paraíso de la jet set internacional en los años 70 y 80, está otra vez en auge. Por lo menos eso es lo que demuestran las páginas de las revistas y las crónicas del corazón en los medios españoles e internacionales.
A ello ha contribuido la inesperada visita de Michelle Obama,que ha coincidido con un momento en el que la localidad marbellí trata de darse una nueva reputación.Una panacea, piensan los agentes inmobiliarios y turísticosdel lugar, que esperan en los próximos meses un efecto Michelle capaz de atraer a los turistas y a los inversores americanos.
Apagado aquel brillo, cuando Marbella fue meta preferida de jeques árabes y exponentesde las casas reales de media Europa, en la última década se han encendido las luces de los muchos escándalos relacionados con la corrupción inmobiliaria, que han alejado un poco a compradores e inversores de la ciudad andaluza.
En este momento,no se construye y son muy raras las propiedades en venta en los mejores barrios del municipio malagueño.