El 5 de junio de 1625, el general holandés Justino de Nassau firmó las capitulaciones de Breda, por la que esta ciudad de los Países Bajos caía bajo el dominio español. La escena en la que Nassau entrega las llaves de la ciudad al general Spinola, encomendado por Felipe IV al frente de esta batalla, fue inmortalizada por Diego de Velázquez. El espléndido lienzo de La rendición de Breda ha llegado a nuestros días como una de las obras maestras del pintor y como una de las victorias más significativas.
Después de que la canciller germana, Angela Merkel, saliera en tromba durante esta primavera contra España por el riesgo de impago de su deuda, debido a la política manirrota de Zapatero, las empresas españolas han ido tomando silenciosamente posiciones en su país.
La última en hacerlo ha sido ACS. Su presidente, Florentino Pérez, quiere hacerse con el 50 por ciento de Hochtief, la mayor constructora germana, mediante un simple intercambio de papelitos (cinco acciones de la germana por ocho de la española) con el dinero de la autocartera, que en la actualidad supera el 5 por ciento.
La empresa teutona que aspira conquistar Florentino es como una rica heredera. Su apalancamiento (el número de veces que su deuda supera al beneficio bruto de explotación) es bajísimo, apenas llega al 0,2 por ciento, frente al 6,45 por ciento de la española. ACS se aprovechará con esta operación de la cultura de ahorro y esfuerzo que Merkel ha paseado en esta crisis por toda Europa, como reproche a sus vecinos del sur. La paradoja es que Hochtief es mucho menos rentable que ACS. Su beneficio bruto de explotación es inferior al de la española, pese a que su facturación es muy superior.
La lectura, aunque ACS insista en que mantendrá la gestión de ambas empresas por separado, es que el resultado podría mejorar de manera significativa con una administración más eficiente. En estas circunstancias, y con semejante dote bajo el brazo, es comprensible que su consejero delegado, Herbert Lutkestratkotter, desaconsejara ayer la operación.
En julio, Emilio Botín anunciaba la adquisición de una entidad a los suecos del grupos SEB, que, sumándolo a la financiera del Santander en este país, configuró el sexto banco alemán por beneficio. A finales de la semana pasada, tomó el control de la tercera entidad polaca por resultados, con lo que su peso en Centroeuropa comienza a ser relevante.
Asimismo, a fines del pasado año, César Alierta adquirió el operador de banda ancha Hansenet, cuya integración con los servicios de O2 en Alemania convirtió a Telefónica en la tercera empresa de telecomunicaciones de este país.
Habrá que ver si Merkel respeta las reglas del juego y deja que sean los accionistas y los mercados quienes decidan. No es la primera vez que un Gobierno se entromete en operaciones empresariales. Aunque no exista paralelismo entre ambas, el presidente de la francesa Eiffage, Jean François Roverato, logró movilizar a los accionistas y a la CNMV de su país contra el presidente de Sacyr, Luis del Rivero, apelando al nacionalismo. "Naranjeros y jugadores de golf murcianos intentan tomar el control de Eiffage", adviritió Roverato y se armó la marimorena.
Zapatero le dio con las puertas en las narices a Merkel cuando E.On pretendió adquirir los activos de Endesa. El sector de la construcción no es estratégico como lo es el energético y Breda no está en Alemania, es una bella ciudad holandesa. Cabe esperar que tanta compra no despierte la suspicacia de los alemanes, como ocurrió en Reino Unido. Ni la de Merkel.
"La única manera de que los germanos nos respeten es hacernos fuertes en su plaza. Nuestras empresas están mejor gestionadas que las de ellos, pese a lo creído que se lo tienen", asegura el directivo de una de las empresas que encabeza el ariete hispano en Alemania.
La buena marcha de la economía teutona anima estas inversiones. Pero sorprende que la ofensiva se produzca en medio de una crisis, que ha colgado a todo lo español el sambenito de endeudado. Quizá sea indicativo de que algo comienza a moverse. ¡No estamos muertos!
Amador G. Ayora, director de elEconomista.