Opinión

Editorial: La UE pone coto a los derivados

La Comisión ha aprovechado bien el segundo aniversario de la quiebra de Lehman. ¿No eran los productos financieros sin un respaldo que absorbiese las pérdidas lo que produjo el desplome financiero como piezas de dominó? Pues la UE ha establecido que los derivados se estandaricen y se comercien a través de mercados organizados y no por acuerdos entre dos partes.

Sin duda, esto encarecerá su uso y dificultará que se puedan confeccionar a la medida de los contratantes. No obstante, su traslado a cámaras de compensación era inevitable para lograr dos objetivos esenciales: por un lado, la operación quedará registrada en una base de datos que permitirá a los autoridades su monitorización y, por tanto, observar los riesgos sistémicos.

Y, sobre todo, se exigirán que los contratantes presenten garantías para cubrir sus pérdidas. Esto podría suavizar las reacciones en cadena. Sólo se eximirá de contratarlos en mercados aquellos que los usan para cubrir de verdad riesgos como aerolíneas, eléctricas o petroleras; aunque resulta a veces difícil conocer si se trata de una cobertura o de especulación.

También se restringirá a los bajistas y la operativa de CDS o coberturas de impago. Se tendrá que informar sobre estas operaciones, y los que vendan a corto al descubierto tendrán que tener preparada la adquisición del subyacente por si acaso.

La reforma va en la misma línea que EEUU, pero habrá que ver cómo reaccionan en Asia y si se aprovechan siendo permisivos. Y hay otro problema: podría limitar la liquidez y entorpecer que los precios se fijen de forma más eficiente. Es el precio que tenemos que pagar para lograr un sistema más equilibrado.

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