Opinión

Joaquín Gómez: Escaso interés por blandir la bandera española

El presidente de una de las compañías del Mercado Continuo nos comentaba hace unos días que se cuestiona dónde debería estar la sede social de la firma que dirige. La duda es del todo razonable cuando se explica que España cada vez representa menos de su cifra de ventas y de su beneficio.

Un proceso imparable al que se suma que para su expansión internacional la empresa cotizada pretende acudir a los mercados de capitales. Se plantea emitir bonos y, para ello, pretende que varias agencias de calificación de crédito le otorguen rating porque el coste de colocar deuda sin calificación crediticia es indigerible.

El problema es que, aun con rating, el apellido de compañía española puede llevar parejo tener que pagar 150-200 puntos básicos más de rentabilidad que un competidor alemán. Abengoa y Grifols son perfectamente conscientes de que alcanzar el Baa3 y BBB- (grado de inversión) de S&P, Moody's y Fitch estaría menos cuesta arriba si fueran yankies, que lo son.

Joaquín Gómez, adjunto al director.

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