Opinión

Ignacio Dolzde Espejo: Europa, forma y fondo

Cuando agrupamos conceptos que tienen muchas cosas en común y los unificamos en una sola idea estamos prescindiendo de la materialidad de las cosas y considerando la idea en sí misma como algo independiente.

Estamos hablando de la forma de conceptos, ideologías, sentimientos? Ortega y Gasset utilizaba los sustantivos abstractos para hacer lo mismo. Según él, "son aquellos nombres de objetos no independientes, es decir, que necesitan algo en lo que apoyarse para existir". Ortega ponía como ejemplos la hermosura o la ira, que sólo existen al abstraerlas de aquellos que las poseen.

En este artículo quiero diferenciar el concepto abstracto o forma de la Unión Europea de lo que realmente subyace debajo. Todo ello tras la crisis griega.

Europa es para los ciudadanos, sólo un concepto, un nombre, una bandera, poco más. Los europeos desconocen quiénes son los miembros de la Unión, para qué se ha creado, qué beneficios tiene? Y los líderes de los países que la forman desde el principio han ignorado el fondo, lo material, qué hay detrás del concepto Europeo: unión, unidad, conjunto, identidad y orígenes comunes? Volviendo a Ortega, y para que meditemos, el concepto de Europa necesita de algo material para existir.

Otro buen ejemplo de forma es el del nacionalismo en España. Cuando una persona viaja por nuestro país, se da cuenta de que en gran medida el sentimiento de confrontación es sólo político. Aquellos que aspiran a ser elegidos utilizan conceptos etéreos como independencia, nación, ideología, banderas, ideas, formas puramente estéticas que tienen menos fondo material del que parece, y que sin embargo provocan una fuerte carga sentimental.

Recientemente, hemos visto una lucha entre formas o estéticas encontradas. Los representantes y beneficiarios de una forma estética, el independentismo catalán, han luchado contra otro sustantivo abstracto, la Fiesta Nacional. A la persona de la calle esta pelea no le importa nada. La respuesta que se suele recibir al pedir una opinión al respecto en Cataluña es que no hacía falta prohibirlo. El que no quiera, que no vaya. Me sorprende la fuerza del independentismo catalán, porque tiene poca carga real, material, en los ciudadanos de a pie.

Volvamos a Europa. Antes de esta crisis, Europa era sólo un concepto. Cada país intentaba hacer lo que más le beneficiaba en cada momento. Para llegar a un acuerdo se necesitaban reuniones interminables, y el resultado era siempre pobre, un mínimo común denominador raquítico.

La gente mayor dice que los buenos matrimonios se forjan en las discusiones. En un noviazgo, el amor es idílico, mientras que cuando un matrimonio acaba poniéndose de acuerdo en algo importante en lo que al principio tenía una postura contraria, se ha vuelto más fuerte.

Pues bien, y este es el propósito del artículo, Europa es hoy mucho más fuerte que hace unos meses. Hasta ahora Europa era sólo una idea, mientras que esta crisis ha obligado a los cónyuges de este difícil matrimonio a 27 bandas a dejar de ser egoístas. Por primera vez hemos visto a políticos renunciar a sus ideas y traicionar a sus votantes por el bien común de Europa. Sobran los ejemplos: Angela Merkel ayudando a Grecia antes de unas elecciones, Alemania subiendo impuestos cuando había prometido bajarlos, Grecia aplicando medidas que harán difícil la reelección del Gobierno, Reino Unido creando un Gobierno bicéfalo, el PSOE recortando políticas sociales?

Es cierto que la Unión no está a salvo. A lo largo de los próximos meses volveremos a vivir situaciones límite: el problema del exceso de deuda y de déficit se seguirá notando. Puede haber un empeoramiento de la situación económica, pero lo importante para el futuro a largo plazo de Europa es que el matrimonio quiera seguir luchando por salir adelante.

Esta crisis está aportando una realidad material al concepto Europeo. Ahora que hemos demostrado que somos capaces de luchar por Europa, la hemos hecho mucho más fuerte. Nuestra Unión ha pasado de ser un puro concepto inmaterial a representar de forma real el propósito de un conjunto de países con una visión a largo plazo. Ha pasado de la forma al fondo.

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