Las cajas de ahorros han aumentado los créditos concedidos a sus directivos y consejeros en un 7,5% durante el primer semestre, al tiempo que han cerrado el grifo a hogares y empresas. Se han brindado 210 millones más en préstamos a ellos mismos en plena reestructuración del sector.
El perfil de estas entidades menos profesionalizado, más politizado y de un ámbito regional favorece que se tomen decisiones más acordes con unos intereses personales que con criterios empresariales. De ahí la importancia de la reforma recién aprobada de este sector. Ésta limita el peso político en su organigrama y abre la puerta a la entrada progresiva del capital privado. Hay que reconducir a las cajas para que se libren de las perniciosas influencias de los poderes fácticos del lugar.
