Jaume Roures tiene razones más que de sobra para estar satisfecho con el Gobierno. Primero fueron los jugosos contratos que su grupo de empresas logró con RTVE -un juez sentenció ya que los beneficios que obtenía con cargo al erario público estaban completamente injustificados- y, ahora, las subvenciones por su actividad cinematográfica.
Mediaproducción, su buque insignia, ha recibido de media en los últimos años dos euros por cada espectador. Y, según los datos oficiales, en 2009 recibió de Cultura 1,8 millones, el equivalente al 60 por ciento de lo que recaudó en taquilla. Es una cifra que está muy por encima del resto de empresas del sector. El Gobierno debería explicar estas subvenciones y dejar de dar tantas ayudas a películas que apenas tienen luego espectadores.
