El destacado superávit comercial de Alemania frente a sus vecinos del sur es el centro de la atención pública (Wyplosz 2010). Son muchos los economistas que alegan que el desequilibrio comercial del país teutón con los vecinos del sur de la eurozona ha contribuido a sus males. La industria germana ha estimulado la competitividad de sus exportaciones durante la pasada década gracias a la contención de sus salarios.
Como consecuencia, la contención de los salarios alemanes ha comportado una auténtica depreciación del tipo de cambio nominal fijo frente a sus miembros de la eurozona, lo que ha permitido que Alemania ganara cuotas de mercado a expensas de la Europa del Sur. Las cifras corroboran este argumento. De hecho, la devaluación efectiva real en términos de los correspondientes costes unitarios de la mano de obra en comparación con la UE de los 27 durante 1994-2009, es de cerca del 20%, una cifra realmente sustancial.
Pero el argumento esconde otra impactante solución aplicada por Alemania para reducir sus costes unitarios de la mano de obra. Las empresas tdescas ubican una parte de la producción en los nuevos Estados miembros de Europa del Este, Rusia y Ucrania.
Inversión fuera de sus fronteras
Al principio, Alemania reaccionó con lentitud ante las oportunidades que ofrecía la apertura de la Europa del Este tras la caída del comunismo en comparación con su vecina Austria. En 1999, la inversión directa en el extranjero de Austria en Europa del Este alcanzó cerca del 90% de la inversión total externa, mientras que Alemania invirtió un pobre 4% en Europa del Este. Como consecuencia, la externalización medida por la cuota de comercio entre las sociedades matrices y sus filiales en Europa del Este, llamado también comercio intrafirma, alcanzó únicamente el 20% de las importaciones totales alemanas procedentes de Europa del Este, mientras que las importaciones totales austriacas de esta región ascendieron al 70% (Marin 2009).
En la segunda mitad de los 90, Alemania cambió su estrategia y empezó a invertir grandes cantidades en Europa del Este. Su cuota de inversión externa en la región se incrementó en cerca de un 30% en el período 2004-2006.
Esta nueva manera de organizar la producción mediante el corte de la cadena de valor ha resultado ser más importante para reducir los costes unitarios de la mano de obra de Alemania que la contención de los salarios de los trabajadores alemanes. Según las estimaciones, la externalización alemana en Europa del Este no sólo aumentó la productividad de sus filiales en Europa del Este tres veces más que la de las empresas locales, sino que también incrementó la productividad de las sociedades matrices en Alemania en más del 20% (Hansen 2010 y Marin 2010).
Cuestión de eficiencia
Como consecuencia, la recolocación de la producción en Europa del Este hizo que las empresas alemanas que competían a nivel mundial fueran más sólidas y eficientes, y ganaran cuotas de mercado en un mercado mundial cada vez más competitivo. La eficiencia conseguida con la reorganización de la producción se evidenció especialmente después de 2004, lo que comportó una caída drástica de los correspondientes costes unitarios de la mano de obra en Alemania desde el 2004 al 2008.
La mayor productividad derivada de la externalización es otra de las principales razones por la que Alemania y Austria experimentaron una menor pérdida de empleo como consecuencia de la apertura de Europa del Este. Gracias a este nuevo método de producción, las empresas alemanas y austriacas pudieron recortar gastos y aprovecharse del mercado de trabajadores cualificados disponibles en aquella región. Parece que la caída del comunismo y la apertura de Europa del Este sucedieron en el momento justo, ya que permitió a las empresas alemanas reducir costes en el momento en que la globalización intensificaba la competencia, lo que permitió que Alemania se las apañara con la escasez de capital humano que se hizo patente, especialmente en los años 90.
Mano de obra cualificada
Debido a la escasez de cualificación en Alemania, la externalización en Europa del Este comportó también unos salarios más bajos para los trabajadores cualificados en Alemania. Las empresas alemanas externalizaron la importante parte de cualificación de la cadena de valor para explotar la mano de obra cualificada de bajo coste disponible en Europa del Este.
Como consecuencia, la demanda de este tipo de mano de obra en Alemania fue menor, lo que supuso una presión a la baja en los salarios del personal cualificado en Alemania. Por consiguiente, la externalización aumentó la competitividad de Alemania mediante el incremento de la productividad de las empresas alemanas y la reducción de los salarios del personal cualificado.
¿Qué lectura podemos sacar de ello para la Europa del Sur? Alemania y Austria se adaptaron a la ampliación del Este cambiando su manera de hacer negocios. A menudo se argumenta que el problema de la eurozona es, al contrario que en Estados Unidos, la falta de movilidad de la mano de obra y de una centralización fiscal. Pero en el caso de Austria y Alemania, la evidencia demuestra que Europa ha inventado un nuevo mecanismo de ajuste basado en el corte por parte de las empresas de la cadena de valor. Como consecuencia, aunque las fronteras geográficas han perdido importancia para la competitividad de Europa en su conjunto, las fronteras empresariales son cada vez más importantes.
Dalia Marín, catedrática de Economía Internacional en la Universidad de Munich.