Opinión

Editorial: Aeropuertos sin lógica empresarial

Después de haber financiado la entrada de Ryanair, los aeropuertos de Girona-Costa Brava y de Reus perderán las líneas de la compañía irlandesa. Sus vuelos se irán a El Prat, por lo que perderán un 40 por ciento de su tráfico. Éste es el resultado de una política de infraestructuras aéreas perseguida por los organismos locales con el objeto de atraer actividad a sus respectivas zonas.

Todos quieren uno cerca. Algo que se vende bien en las urnas, pero que resulta insostenible. Se invierte en unas instalaciones caras para luego conseguir una aerolínea a golpe de regalos. Sin embargo, a poco que cambien las condiciones, estas empresas pueden marcharse siguiendo lógicos criterios de rentabilidad.

Y el aeródromo se queda como un cementerio de millones. No es de extrañar que la mayoría sean deficitarios.

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