
Los periódicos llaman al periodo que estamos viviendo la temporada tonta. Sin embargo, los analistas económicos consideran que se trata más bien de una semana de contradicciones porque los datos
La frenética actividad de los mercados parecen volver del revés las tendencias que se dibujaban en el horizonte. Para que la cosa suene más intelectual, llamémosle la temporada Walt Whitman:
¿Me contradigo?
Muy bien, me contradigo,
(Soy grande, contengo multitudes).
Una de las multitudes que nos intrigan esta semana son los datos sobre el PIB de Alemania correspondientes al segundo trimestre de este año. Hasta mayo, casi todo el mundo estaba de acuerdo en que los países de la eurozona se dirigían al desastre, que el euro iba a ir a parar al cubo de la basura y que era evidente que la economía alemana no era lo suficientemente fuerte para rescatar a los demás países. Pues bien, por lo que se sabe, Alemania ha informado oficialmente que el último trimestre ha sido el más fuerte desde la reunificación en 1990, y los demás países de la zona euro avanzan felizmente empujados por el comercio alemán.
No es casualidad que el euro se haya recuperado con respecto al dólar, si bien sigue a la baja con respecto a la libra esterlina. Tampoco es casualidad que hayan mejorado las especulaciones sobre la deuda soberana. No hace mucho tiempo (en marzo y abril) que la máquina de creación de empleo de EEUU hacía que Europa pareciese un coche de la marca Trabant. Sin embargo, el informe sobre el empleo que se dio a conocer el viernes parece haber puesto el punto y final a una etapa caracterizada por los despidos masivos en el sector privado y la consiguiente caída de las tasas de empleo. No es de extrañar que la contrapartida del resurgimiento del euro haya sido la devaluación del dólar.
Todo lo cual, según una de las teorías ortodoxas de los últimos años, debería conducir a una nueva escalada del precio del oro, debido a que la debilidad de la moneda en papel hace del metal amarillo el único activo realmente sólido. Es cierto que el precio del oro en dólares es un 25 por ciento más que hace sólo un año, por lo que en este momento quienes siguieron dicha teoría viven felices. Pero conforme el dólar ha empezado a caer de nuevo, ha bajado el precio del oro, deslizándose a la baja en los dos últimos meses, si bien desde hace unos días se observa un ligero repunte. Y los especuladores sabelotodo se dedican ahora a comprar futuros en yenes o trigo.
Bill Emmott, ex director de The Economist.