El Palau de la Música sólo puede justificar uno de cada diez euros recibidos de Ferrovial. Un dinero que bajo la apariencia de patrocinios entregaba la compañía de Rafael del Pino a la fundación que gestionaba Félix Millet y que, según un informe de la Agencia Tributaria, acabó nutriendo las arcas de la Generalitat y de algunos cargos de CiU a cambio de concesiones de obras a la constructora. Se ve que ambos protagonistas del espectáculo, el Palau y la cotizada del Ibex, tenían la misma desidia en cuanto a la regularidad y la rendición de sus cuentas.
Pero lo más sangrante es que a estas alturas y con nuevos datos cercando la operación, ni la empresa que preside Del Pino ni la Fundación Palau hayan puesto sus cuentas boca abajo para sacar todo a la luz. Insisten en no ser transparentes. Por algo será.