Tal como vienen señalando los distintos supervisores, para poner un pie en la recuperación se necesita la contribución de las entidades financieras vía concesión de préstamos. Los bancos deben despojarse de sus problemas y restablecer el flujo del crédito al tejido productivo, para lubricar el engranaje de la actividad empresarial y el consumo. La banca internacional ha presentado mejoras en sus resultados, regresando en muchos casos a los niveles de 2008.
Sin embargo, el dinero que va entrando en las entidades alcanza para sanear sus balances, pero aún no ha resultado suficiente para que se traslade a la financiación de empresas y familias y, por ende, a la dinamización de la actividad económica. Mientras eso no ocurra, no diremos adiós a la crisis.