Opinión

Valentín Fernández: ¿Países emergentes o emergidos?

Mucho se está hablando en los últimos tiempos del protagonismo que están adquiriendo los llamados países emergentes, es decir, básicamente Asia (con China a la cabeza), Latinoamérica, Rusia y Turquía. Históricamente ha habido momentos en los que cuando la economía mundial, con Occidente al frente, ha disfrutado de épocas de bonanza, esas zonas en vías de desarrollo también experimentaban alguna mejoría. Pero, a continuación, vamos a intentar reflexionar sobre algunos aspectos novedosos, y quizá no pasajeros, de las dinámicas de crecimiento que se están produciendo en estos países.

En primer lugar, hay que destacar que, por primera vez, lo que se está observando con la reciente crisis global, iniciada por un sobreendeudamiento de los países desarrollados, es que los llamados emergentes no sólo han esquivado mucho mejor la crisis, sino que, en muchos casos, han acelerado sus ritmos de crecimiento. Es más, se puede asegurar que la crisis global está afianzando un proceso de desplazamiento de la riqueza entre naciones desarrolladas hacia las, hasta ahora, en vías de desarrollo. Además, se observa que, en muchos casos, y a diferencia de otros ciclos expansivos del pasado, este mayor crecimiento se está traduciendo en mejoras de la distribución de la renta interna. Es decir, el aumento de la riqueza empieza a calar también en otras capas de la población tradicionalmente excluidas de ese reparto y está empezando a consolidarse, todavía de manera incipiente, una clase media que otorgará un elemento importantísimo de mayor estabilidad social, económica y política. También se observa que el superior protagonismo de estos países no se limita a un mayor intercambio comercial entre los emergentes y el mundo desarrollado, sino que se están intensificando las operaciones entre los mismos países emergentes, lo que el profesor Javier Santiso, uno de los economistas que más y mejor ha estudiado la materia, ha calificado de relaciones Sur-Sur. Prueba de ello es la existencia de vuelos diarios entre Sao Paulo -u otras capitales latinoamericanas- y Beijing, o el fortísimo incremento del tráfico portuario de cargueros que transportan por el Pacífico todo tipo de materias primas hacia distintos puntos de Asia. Pero, además de los flujos comerciales, se está registrando un aumento muy considerable de las inversiones directas en empresas latinoamericanas por parte de China, fuertes inversiones en infraestructuras aeroportuarias, autopistas, telecomunicaciones, plantas petrolíferas, etc.

Todo esto también está teniendo su reflejo en los mercados financieros, de forma que a día de hoy muchas de las compañías líderes en distintos sectores de países emergentes superan en capitalización a los respectivos competidores punteros del mundo desarrollado. Especialmente significativo resulta el nivel de riesgo país medido por la prima de seguro de impago soberano, donde quizá sorprenda saber que ese riesgo otorgado por los inversores es inferior hoy en China que en Italia, es también inferior en Brasil que en Portugal, y además India se percibe con menos riesgo país que España, por poner algunos ejemplos. Evidentemente, todo esto también se está reflejando en un aumento de la exposición a estas áreas geográficas en las carteras de los principales inversores institucionales, más allá de que eventualmente puedan surgir correcciones en las valoraciones.

En definitiva, en el mundo se está dando un movimiento de mucha envergadura y a gran velocidad. Convendría no ser ajeno, pues todo parece indicar que ha venido para quedarse y está configurando el mapa de un nuevo orden económico mundial para las próximas décadas.

Valentín Fernández, director de Fonditel.

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