Opinión

Editorial: Los controladores no van a la huelga

La huelga de los controladores aéreos hubiera sido un error. Un colectivo de unas 1.800 personas de Usca, su sindicato, no puede disparar en plena línea de flotación al buque insignia de nuestro crecimiento: el turismo, una de las pocas áreas que tira hoy de la economía.

Pero estos profesionales no han tenido reparos en comprometer la campaña estival, creando incertidumbre y generando ya pérdidas millonarias, sólo con la amenaza de convocar los paros. Amén de los muchos contratiempos causados a las empresas turísticas y al ciudadano.

Su protesta pudo ensombrecer la coyuntura en un mal momento. Dejar las espadas en alto con la posibilidad de una huelga más adelante sonaría a chantaje y también es perjudicial. Deben recurrir a un arbitraje o a cualquier vía que evite daños económicos.

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