Los expertos, presididos por Felipe González, constatan que para 2025 Asia podría ser la vanguardia de los descubrimientos científicos y tecnológicos. Por eso, en el capítulo que titulan El crecimiento mediante el conocimiento: capacitar a las personas abordan este reto de la UE.
Creen que debe crearse una red de centros de enseñanza de alto nivel para "rivalizar con los mejores del mundo" y con autonomía administrativa y financiera, en la cual los alumnos de mayor nivel de renta deben contribuir a los crecientes costes de la educación y los que necesiten apoyo financiero han de disponer de "un sistema de becas y créditos estudiantiles".
Las universidades deben "hacer más por facilitar a los titulados las capacidades que demanda el sector industrial" y la economía real en Europa y en el resto del mundo. En consecuencia, se trata de corregir el desequilibrio entre la oferta y la demanda de conocimientos técnicos.
Empresa y universidad, de la mano
El objetivo político más inmediato es la consecución de un Espacio Europeo de la Investigación, elevando consecuentemente el nivel de gasto en I+D. En virtud de ello, y en función de la importancia que le conceden a las pymes, deben buscarse nuevas formas de asociación entre los investigadores de las universidades y los de las empresas privadas.
La creación de "polos europeos de excelencia" no puede derivar en la aparición de "desiertos intelectuales"(riesgo éste que para mí es intrínseco a la filosofía que informa el documento).
Obligados a enfrentarse al cada vez más complejo y cambiante mundo de los productos intelectuales y la propiedad de los mismos, proponen un marco reglamentario para liberar la innovación y la creatividad que consiste en la realización de un mercado único con la creación de un sistema europeo de patentes que garantice una protección eficaz y una mayor facilidad para el acceso de las pymes al capital de riesgo.
Julio Anguita, ex coordinador general de IU.