El Gobierno retrocede en el recorte de infraestructuras públicas recientemente anunciado. Se apoya en el exiguo repunte de la economía para justificar el levantamiento del castigo a las obras de la autovía Lérida-Huesca-Jaca-Pamplona y las del AVE a Cantabria. Lo cierto es que el anuncio de Fomento provocó no pocas protestas y presiones de distintos colectivos, y que los socialistas temen pagar en las urnas estas decisiones.
Este nuevo bandazo del Gobierno da una imagen de inconsistencia y falta de seriedad. ¿Tan calculado estaba todo que a los 15 días cambia el escenario? Vaya una fiabilidad y qué poco compromiso. En esta coyuntura, no es responsable engrosar las infraestructuras. Esta vuelta atrás es incoherente con el mensaje de austeridad oficial y denota debilidad.