Opinión

Editorial: Deuda vs. bolsa, sólo quedará uno

Las bolsas y el mercado de deuda ofrecen hoy las dos caras opuestas de una moneda. Si atendemos a las primeras, todo apunta a una incipiente mejora. De junio a hoy, la mayoría han subido, anotando incrementos de entre el 15 y el 25 por ciento. Sin ir más lejos, esta última tasa es a la que ha repuntado el Ibex.

Los resultados de las empresas, la serenidad que ha traído la resaca de los test de estrés a las entidades financieras europeas y la distensión de la crisis soberana en Europa han aupado los selectivos. En medio de todo esto, suenan tambores de recaída en Estados Unidos, lo que presiona al dólar a la baja, más por miedo que por otra cosa. Esto activa el mercado de bonos, deprimiendo la rentabilidad de la deuda, lo que constata el miedo al temido escenario de empeoramiento, incluso acompañado de una eventual deflación.

La evolución de la deuda ya ha venido marcando los derroteros de esta crisis, la anticipó en 2005 y desde entonces siempre ha dado señales adelantadas de lo que se estaba cociendo en la arena económica. Quien salga victorioso de la batalla deuda versus bolsa marcará lo que ocurra. Y sólo puede quedar uno.

Ahora, las señales divergentes sólo dan indefinición, lo cual en economía ya es para andar con pies de plomo. Si ganan las bolsas, las que recogen los buenos síntomas, podemos creer en la recuperación. Si gana el horizonte que nos sirve la deuda, tendremos que abrocharnos los cinturones. Porque vendrán curvas. Y descendentes. El dólar cae incluso frente al yen, lo que no casa con bolsas alcistas ni con su mensaje, así que... cuidado con los baches.

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