Opinión

Editorial: Los resultados no son españoles

Lo explicaba recientemente el consejero delegado del Santander: una cosa es la situación de la economía española y otra la de las empresas que tienen su sede en España. La vigente crisis y la caída de la demanda ha cambiado muchos extremos de nuestra economía. Hoy son nuestras compañías más representativas las que sufren en sus carnes un redireccionamiento como consecuencia de la débil coyuntura. Han pasado de sacar pecho de sus ganancias en el mercado español a atribuir su éxito a plazas extranjeras.

Sus resultados ya no son tan made in Spain. El Banco Santander sólo obtiene el 22 por ciento de sus beneficios del mercado interno, pero crece con pujanza fuera. Se dan situaciones paralelas en otras entidades financieras y en compañías de otros sectores, como el energético o el de telecomunicaciones. En este sentido, la operación estrella es la de Telefónica. Por 7.500 millones de euros, la teleco española ha adquirido la mitad de Vivo a PT y se erige en el líder del mercado brasileño de telefonía.

El que los titanes del empresariado español no obtengan más brío de su negocio patrio una vez solidificados en España es una prueba de nuestra debilidad económica. Por eso los grandes están elevando sus inversiones fuera, en mercados de alto potencial de crecimiento, como el latinoamericano.

Resulta duro de asumir que tras esa expansión exterior que lleva el nombre de nuestro país por el mundo se esconda la languidez española, la falta de empuje, la escasez de oportunidades y, en definitiva, la atonía de una economía que no termina de levantar cabeza y no tira de la actividad.

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