La que termina ha sido una de esas semanas denominadas "de catarsis". Y en materia económica la hemos vivido con dignidad. Se publicaron los test de estrés y el mercado de deuda se desestresó. Lo de menos es si es reflejo de la realidad, lo importante es el efecto, y éste ha sido bueno. El Tesoro ha colocado la deuda semanal sin problemas -como siempre-, pero a menor interés con lo que nos ahorramos algún eurillo.
Además, hemos cubierto los vencimientos de los 24.000 millones de euros que parecían imposibles. Agosto llega tranquilo. Respecto de las grandes compañías, el cierre del primer semestre ha sido bueno. Es lo que tiene el extranjero; tanto hablar de internacionalización, a la que menos te esperas, la más pequeña de las empresas asegura que la mitad o más de sus ingresos vienen de fuera, lo que implica que "dentro" el consumo sigue congelado.
Espectaculares resultados del Santander y aún mayores las provisiones por posibles insolvencias -hasta 5.000 millones de euros-. Sáenz dice que la situación continúa complicada. Buenos resultados también de Repsol, cuya materia prima ha subido de precio, y el margen, pues, también. Y para terminar, Telefónica, la operadora sigue como un tiro en Latam, y ha cerrado la compra de Vivo, gracias a 7.500 millones de euros y el acuerdo con el Gobierno luso. Este periódico adelantó el preacuerdo de los portugueses con Oi. Portugal Telecom y la operadora brasileña desmintieron la información oficialmente. Alguien tendrá que explicar cómo es posible que se mienta a los mercados con esta ligereza, que se desmientan las exclusivas con comunicaciones oficiales.
A las 24 horas se confirma la información y no hay responsables. Lo de Portugal Telecom respecto de Telefónica y la operación de Vivo ha sido bananero de principio a fin. Afortunadamente, la operadora tiene músculo, y aún más, cambia de perímetro a mejor, con lo que lo de menos son los resultados en España.
Pilar G. de la Granja, directora del programa 'El Balance' en Intereconomía.