Ante la situación actual de crisis económica que nos toca vivir, desde las empresas hemos de realizar una reflexión de las cuestiones que dependen de nosotros para poder superar las presentes adversidades.
Bajo mi punto de vista, las empresas familiares reúnen una serie de características intrínsecas que inciden en su actividad económica, de las cuales se desprenden una serie de valores esenciales para su continuidad. Me gustaría destacar algunos: la apuesta por el largo plazo, el error como fuente de superación, la rápida adaptabilidad a los cambios, el compromiso con las personas, la pasión y la emoción por el trabajo bien hecho, la capacidad de soñar, el esfuerzo, el optimismo, la apuesta por la formación continua, la búsqueda de la buena suerte, la vocación de permanencia en la incertidumbre consciente, la visión compartida con el equipo, el reconocimiento al talento, el trabajo con humildad, la vocación de servicio y la felicidad por emprender, entre otros.
Sinceramente, pienso que estos valores deberían extrapolarse a la sociedad en general, especialmente a los jóvenes.
Nuestra sociedad necesita emprendedores en todos los ámbitos de la vida, no sólo en el empresarial. España y Castilla y León necesitan un cambio positivo de actitud para poder superar las dificultades.
¿De qué manera?
Desde las empresas, fomentando equipos con iniciativa; desde la política, promoviendo el esfuerzo en la sociedad civil; desde la Universidad y la FP, construyendo jóvenes con habilidades; desde los colegios, formando personas emprendedoras; desde las familias, educando desde el amor y el ejemplo.
Como dice el filósofo Fernando Savater, "no somos libres de elegir lo que nos pasa, pero sí de responder a lo que nos pasa de tal o cual modo". Siempre actitud positiva y optimismo. Pues empecemos a cambiar lo que depende de nosotros: los valores.
Ginés Clemente Ortiz, Consejero Delegado del Grupo Aciturri y presidente de Empresa Familiar de Castilla y León.