Esta extraordinaria frase fue pronunciada por el recientemente defenestrado general Stanley McChrystal, jefe de las fuerzas americanas y de la OTAN en Afganistán. La pronunció cuando se encontró, en un PowerPoint que explicaba los avances bélicos, una filmina que en lugar de un gráfico parecía un plato de espaguetis. Más tarde, el general aclaró que "el PowerPoint es peligroso porque nos da una sensación falsa de control sobre la realidad, así como sustituye la comprensión real de un problema por una lista de factores, que es algo muy diferente".
Le comprendo perfectamente, mi general: ¿no les pasa algunos días que sienten que su trabajo consiste en intercambiar PowerPoints con sus colegas, clientes y proveedores?, ¿y no se trataba nuestro trabajo de intentar influir y transformar la realidad? Sí, la realidad, esa cosa desordenada y vibrante que está ahí fuera.
Es tan fácil generar gráficos y cambiarlos y elaborar presentaciones convincentes que uno pierde la perspectiva. Vamos, que nos refugiamos en el PowerPoint para no tener que enfrentarnos a lo que pasa realmente. Y mucho me temo que en estos tiempos en los que la realidad es muy distinta a nuestras expectativas, y mucho menos dócil a nuestros esfuerzos, esa tentación es aún mayor.
Me pregunto si los economistas del Banco Central griego, cuando presentaban a la CE las cifras del país años atrás, también lo hacían en PowerPoint. Y Madoff, Lehman Brothers... ¿también lo usaban?
Ahora que buscamos explicaciones a por qué pasó lo que pasó, quizás debiéramos investigar si nuestra manera de representar la realidad la ha sustituido. Al menos en publicidad, cada vez más nos enfrentamos no a datos, sino a presentaciones de datos. Vídeos muy bien producidos que nos informan del magnífico éxito de tal campaña medido en amigos en Facebook, visitas a la web y posts en el blog.
Lo que muchas veces me lleva a plantearme: ¿cuántos amigos en Facebook pueden considerarse un éxito?, ¿cuántos de esos comentarios son producidos por los propios community managers?, ¿cuánto de ese ruido digital se convierte realmente en algo real, mensurable, o -perdonen la palabreja- monetarizable? Tanto el PowerPoint como los vídeos son instrumentos magníficos para presentar datos, pero de ninguna manera pueden hacernos olvidar que son sólo eso: instrumentos. De otro modo, tarde o temprano viene la realidad, ya sea en forma de malas ventas o contraataques talibanes en Afganistán, a recordárnoslo.
Oti González, MAO creative think tank.