Los criterios que han dirigido los test de estrés a la banca europea, que se publican hoy, han puesto de manifiesto la plausible realidad de que las cajas de ahorros que han captado ayudas del Frob han mejorado su foto finish gracias al cómputo del dinero absorbido de esta línea de crédito como capital de primera categoría o Tier 1. Algo que produce el efecto de empeorar la posición relativa de las entidades financieras que no han sido distinguidas con ayuda alguna, por no haberla necesitado o no haber podido acceder a ella.
Este agravio comparativo ha encendido a los bancos y cajas que no han sacado tajada del Frob. Y el Banco de España, consciente de la descompensacion que supone, intenta ahora desagraviar a estas entidades preparando una línea de crédito extra cuyo importe sumaría los 1.400 millones sobrantes del Frob a los 3.000 millones que tenía listos por si hacía falta alguna aportación adicional. Con estos 4.400 millones, el supervisor intenta acallar su conciencia y nivelar el perjuicio. Si bien en términos generales las ayudas deben ser un mecanismo al que recurrir en último término, lo cierto es que una vez que se ofrecen deben alcanzar a todos, y no discriminar ni positiva ni negativamente. Un apoyo selectivo altera el mercado y la competencia y en ocasiones premia a instituciones que se han gestionado peor, incluso hasta dejarlas en mejor situación que aquellas más diligentes.
Esta actuación del Banco de España suena cuando menos irregular, supone un reconocimiento tácito de un mal planteamiento previo, y la suma de dinero a priori no guarda proporcionalidad con el Frob.