Los test de estrés europeos, que aprueban al sector financiero español, según se ha sabido antes de ser publicados mañana, recurren a un ardid contable para reflejar la imagen de nuestros bancos y cajas de ahorros. Computan los 10.200 millones del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria como capital de las entidades. Es decir, los resultados están maquillados y benefician a las cajas ayudadas, pues el Frob se dispuso para el redimensionamiento de este sector.
El Comité Europeo de Supervisores Bancarios ha ejercido su discrecionalidad a la hora de decidir los criterios base de los test para incluir la línea de crédito del Frob captada por cada entidad en el concepto de Tier 1 o capital de primera categoría. Una inclusión que los expertos tachan de "discutible".
Primero, porque el Frob es un préstamo que las entidades habrán de devolver en una serie de años, luego no es capital.
Segundo, porque en su caso no podrían usarlo para compensar pérdidas como otros recursos propios, luego no es capital.
Tercero, aunque se compute como tal, para algunos expertos las preferentes no son en puridad Tier 1.
Cuarto, una cosa es que se registre por los test europeos como capital y otra muy distinta que el mercado lo perciba como tal, sabiendo que es dinero del Frob.
De este modo, surge la pregunta de si, sin contar con este artificio, nuestras entidades pasarían el examen. Y queda en tela de juicio la calidad y seriedad de la confección de los test de estrés. Amén de que dan la ilusión de que las entidades que han necesitado recurrir al Frob puedan salir mejor paradas que otras que por haber hecho bien sus deberes no necesitaron hacerlo.