Los controladores aéreos españoles, de los mejor pagados, vuelven por sus fueros e insisten en complicar el tráfico aéreo. El pasado fin de semana, numerosos vuelos fueron víctimas de retrasos por culpa del absentismo de estos privilegiados profesionales. Pero han chocado con la firmeza del titular de Fomento, José Blanco, quien ha encargado que la Fiscalía y Inspección de la Seguridad Social pongan luz y taquígrafos sobre sus ausencias por parecer "organizadas".
El colectivo de controladores ha perdido el norte y vuela sin control creyéndose un lobby que puede hacer bailar a su merced a las compañías aéreas y los pasajeros. Es inadmisible que busquen vericuetos alternativos a la huelga para sus reivindicaciones. Deben aprender que no son más ni menos que el resto de los trabajadores.
