Opinión

Juan Ignacio Sanz Caballero: Alforjas para un viaje

Las páginas del Boletín Oficial del Estado publicaban en el día de ayer el texto del Real Decreto-ley 11/2009, de 9 de julio. Y, al margen de lo conocido ya por todos en relación con la reforma de futuro que representa para el sector de las cajas de ahorros, con guiños importantes de cara a una futura apertura hacia su privatización, lo cierto es que guarda sorpresas parapetadas entre su articulado.

Quién sabe si alguna entidad, que se pudiera haber visto dirigida, inducida, orientada, o como ustedes lo quieran llamar, hacia alguna fusión de las distintas temperaturas de las anunciadas con anterioridad, que seguro que las hubo, ahora y tras la lectura de la nueva norma legal, puede estar preguntándose por el porqué de aquella celeridad.

El motivo no es otro que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, más conocido en los ambientes financieros como Frob, puede aún verse en la tesitura de tener que ayudar a las entidades que no se hubieran decidido a participar en ningún proceso de fusión pero que, por situación de la coyuntura futura del sistema financiero, pudieran pasar por tesituras de tensión como consecuencia de la continuada erosión de su capitalización.

Razón por la cual es seguro que más de una estará pensando que para este viaje, el de la fusión quiero decir, no hacían falta estas alforjas. Es decir, que todas van a tener acceso a fondos públicos si llega el caso de su descapitalización. Ya se trate de fusionadas en frío, en caliente o de las que hubieran decidido vivir su vida con independencia de las demás.

Así es, las unas, por haberlo solicitado durante el período inicialmente en vigor hasta el pasado mes de junio; las otras y, por extensión todo el sector, porque nadie sabe cuánto durará la actual situación, más a partir de hoy que ya se ha superado la resaca del waca-waca mundialista y que volvemos a la crudeza de la realidad que las vuvuzelas habían conseguido ocultar.

En definitiva, que justo unos días antes de la publicación de los test de estrés de las entidades de crédito europeas, prevista para la segunda quince del presente mes, las nuevas que nos llegan desde el blanco y negro del boletín lo que hacen, precisamente, es aumentarnos a los demás nuestro particular estrés. Pues esa y no otra es la consecuencia en nuestro estado anímico al pensar cómo lo piensan pagar. Perdón, cómo piensan que nosotros lo vamos a pagar.

Juan Ignacio Sanz Caballero, profesor de Banca y Mercado de Valores. Facultad de Derecho de Esade.

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