La semana pasada recibíamos con satisfacción la noticia de que nuestros principales bancos superan con éxito los test de estrés hasta en escenarios adversos. Pero ayer S&P dejó claro que en conjunto aguarda un horizonte más negro de lo previsto. La agencia de calificación ha elevado en un 21,7 por ciento las pérdidas crediticias estimadas de los bancos españoles, hasta los 99.300 millones entre 2009 y 2011, por las expectativas de que el sector inmobiliario se deteriore aún más y el precio de la vivienda caiga un 30 por ciento.
El espaldarazo que supuso el resultado zen de la semana pasada no puede enmascarar los riesgos que acechan a nuestro sector financiero, pues los 21.000 millones del Frob y el Fondo de Garantía de Depósitos no son suficientes para solventar los problemas de las entidades españolas.