Después de la tormenta, siempre llega la calma. Para España, afortunadamente, quien llega es Angela Merkel, y eso ya es mucho. La semana pasada ha sido de órdago: mini reforma laboral que servirá cuando la economía española recupere brío, pero hasta entonces (¿dos o tres años?) el impacto real es cero. Se mantienen los actuales costes de despido para los trabajadores, se aumenta el gasto público con la irrupción del Fogasa como fondo para indemnizaciones, y se encarece la contratación de temporales. El segundo envite llega de manos de la colocación de deuda. Todos encantados porque España vende 3.500 millones de euros, y nadie repara en el coste: un 20 por ciento más caro que hace un mes. Siempre que se pague el interés más alto de los últimos ocho años hay quien compre.
Pero, ¿esto es bueno para nuestras finanzas? Como diría mi profesor Fernando Velasco, algunos se quedan mirando el dedo, cuando éste apunta a la luna. Más cosas de la semana: reunión de jefes y primeros ministros europeos y Merkel. La alemana, que tranquiliza a Zapatero y, por ende, a España. Declaraciones debidas a Rajoy, que un día antes le dijo, "Angela, España no es Zapatero". En la guerra que mantiene Merkel contra los mercados gana ella y le explica al mundo que "no va a dejar caer a España". Esto es lo bueno del protectorado: quien paga, manda y,afortunadamente, manda ella. El viernes llegó Strauss-Khan a Madrid invitado por ZP. Según él "le invité para que conozca de primera mano la economía española y saldrá convencido de que somos solventes". Traducción: el FMI llegaba con dudas sobre nuestra solvencia, las mismas que tienen los mercados, Alemania y los diarios de medio mundo.
Tenemos dos bancos líderes: el Santander y el BBVA. ¿Y el resto de bancos y cajas también pasan los test de estrés? La transparencia exige que se publiquen todos los test de todas las entidades financieras. Nadie ha puesto en duda la capacidad ni de Botín ni de FG como líderes.
Pilar G. de la Granja, directora del programa 'El Balance' en Intereconomía.