Opinión

Sergi Jiménez-Martín: La muy necesaria reforma laboral

Treinta años con una tasa de paro sustancialmente superior a la media europea, con una negociación colectiva desligada de la evolución de la productividad y una demografía contenida por la incertidumbre de nuestros jóvenes es suficiente.

Cada una de las crisis sufridas en estos treinta años ha tenido una causa diferente (petróleo, demanda, financiera, etcétera), pero todas han tenido la misma consecuencia: una sobrerreacción de nuestro mercado laboral que ha estado caracterizada por una cierta bulimia en relación al empleo, con una excesiva creación de puestos de trabajo en tiempos de expansión y una excesiva destrucción en tiempos de crisis, obviándose, por tanto, el ajuste por otras vías (salarios, horas, etcétera), que la experiencia internacional ha demostrado que pueden contener la destrucción del empleo.

Vista la experiencia y las circunstancias internacionales, creemos que es el momento de implementar, de una vez, una reforma vigorosa del mercado de trabajo que aborde sus principales deficiencias: la dualidad contractual, la gestión de las políticas activas de empleo y la negociación colectiva.

En opinión de los promotores del Manifiesto de los 100 economistas , entre los que me encuentro, la eliminación de la dualidad contractual debería constituir un objetivo prioritario de la reforma. Por ello, debe volverse a considerar la implantación de un contrato único con indemnización por despido creciente con la antigüedad.

Otra alternativa, como la extensión del contrato indefinido de fomento del empleo, es una medida menos eficaz para eliminar la dualidad laboral.

Negociación colectiva

También es absolutamente necesaria una nueva regulación de la negociación colectiva, que es la única institución laboral que no ha sufrido modificaciones importantes en los últimos treinta años.

Los convenios de ámbito superior a la empresa deben dejar de limitar las posibilidades de reorganización del trabajo entre sectores y en las empresas, a fin de elevar la productividad y evitar que las reducciones de plantilla constituyan la principal respuesta de las empresas a cambios en las condiciones económicas o tecnológicas.

Ayudas ligadas a la reinserción laboral

Finalmente, entre otras medidas de menor calado, la reforma debe mejorar la eficacia de las políticas activas de empleo. En particular, la percepción de prestaciones por desempleo debe vincularse estrechamente a la participación en políticas activas de reinserción y formación.

Cualquier otra solución de carácter parcial dificultaría la salida de la crisis y, lo que es peor, mantendría las condiciones necesarias para que los problemas del mercado de trabajo español se reprodujeran en el futuro.

Sergi Jiménez-Martín, profesor Universitat Pompeu Fabra e investigador de Fedea.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky