Opinión

Editorial: Los fondos que venderán España

Dos de tres. Son las rebajas de rating de la deuda española. La más reciente, por parte de Fitch, ha llovido sobre mojado, la de S&P, el pasado abril. En ambas, España obtiene una nota de AA+, y no de triple A, la exigida por los mayores fondos extranjeros que invierten en deuda gubernamental y en la que aún le mantiene la tercera agencia de calificación, Moody's.

Existen catorce fondos que exigen categoría máxima a la deuda en la que invierten como reclamo para captar clientes. Diez de estos productos tienen en la actualidad unos 700 millones en deuda del Reino de España y han de decidir si desprenderse de ella para mantener a su clientela el aliciente de la nota AAA o quedársela para evitar malvender. Eso, aferrándose siempre al rescoldo que nos queda en la nota de Moody's.

La situación pone de manifiesto la devaluación de la marca España a escala mundial, que perjudica tanto a sus empresas como a los partícipes de los fondos de renta fija. A las primeras, les complica su desenvolvimiento en el exterior y su financiación.

No pueden tener nota superior a la del país, con lo cual habrán de ofrecer un mayor rendimiento a sus emisiones. A los segundos, el repunte en la rentabilidad de la deuda, les devalúa la cartera previa.

El Gobierno debe adoptar medidas sólidas y sin dilación para lanzar un mensaje de credibilidad al exterior o seguirá desmoronándose nuestra economía y la imagen que proyecta. Como dijo el presidente chileno a Zapatero, España debe acompañar la dieta de ejercicio. El ajuste fiscal es el régimen. Ahora ha de acompañarlo de deporte: las reformas. Serias y decididas. No hay otro camino para recuperar la figura AAA.

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