El Banco de España ha tomado dos medidas acertadas que meterán más presión a las cajas. Por un lado, obliga a que los créditos dudosos se provisionen al cien por cien en un año en lugar de en dos, algo coherente con el ritmo de deterioro del entorno y que obliga a las entidades a reforzar su solvencia y declarar unos resultados más fieles a la realidad. El propio supervisor estima que los beneficios se reducirán en un 10 por ciento.
Por otro lado, las entidades tendrán que provisionar hasta un 30 por ciento del valor de un inmueble que lleve en su cartera dos años. Aunque algunos bancos ya aplican este criterio, con este requisito se busca que las entidades logren liquidez e incentivarlas a vender el ladrillo que tienen a precios más bajos, facilitando el ajuste de la burbuja inmobiliaria. Este rigor es imprescindible.