La firma de panadería Bimbo está encajando los embates de la caída del consumo y el empuje de la marca blanca. La compañía, propiedad del gigante norteamericano Sara Lee, ya ha vendido algunas de sus plantas y reubicado a parte de la plantilla con recortes salariales del 30 por ciento. Parece no haber sido suficiente y ha de ajustarse aún más si no quiere estrangular la supervivencia de su negocio.
Ahora Bimbo se encuentra ante un duro dilema al que debe dar respuesta este mes: externalizar su costoso reparto, efectuado en la actualidad por su filial Bimbo Martínez. Esta distribuidora cuenta con 1.200 empleados, casi un tercio de los 3.200 totales de la compañía. Demasiados como para no extremar al máximo la prudencia a la hora de tomar una dura determinación.