Opinión

Editorial: IPC: consumo estéril y menores márgenes

El IPC general cerró abril en el 1,5 por ciento interanual, aupado por el componente energético. Pero eliminada la influencia de éste y de los alimentos no elaborados, es decir, atendiendo a la inflación subyacente, los precios retrocedieron una décima en tasa interanual.

Ese -0,1 por ciento no puede tomarse como deflación, al ser un dato aislado, pero supone un hito: la primera vez que el núcleo de la inflación se sitúa en tasa negativa.

Este insólito registro revela la grave debilidad económica y, en especial, la severa anemia del consumo, que hace a las empresas contener precios, algo que mina sus márgenes, pues sus costes energéticos y laborales sí crecen. Éstos peligran aún más a medida que julio y el alza del IVA se aproximan, pues algunas asumirán parte de la subida en sus cuentas para no jugarse las ventas.

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