La octava potencia mundial se deshace. Ésa es la percepción que, desde la reunión de Davos, en enero de 2010, tienen los líderes políticos y económicos. Desde la foto de Davos, el mundo sabía que España era un problema, era el Lehman Brothers de la economía. Lo sabían y avisaron a un Zapatero incapaz de ver más allá de su nariz. Ésa que ha crecido por días, como la de su equipo económico, que pensó que se podía tener un discurso nacional y otro internacional con el mismo resultado: cero reformas estructurales. Y cinco meses después, el desastre del descrédito está servido.
La "política social de Zapatero" se traduce en 5 millones de parados, un déficit del 11,2 por ciento, deflación en la tasa subyacente por primera vez desde 1986, "la mejor banca del mundo" sin reestructurarse para que no se note, llamadas de los líderes mundiales apremiando reformas porque no se fían de Zapatero, y un Gobierno tan dividido como ignorante. Ya sobra tiempo para que dimita el equipo económico que lidera Salgado. Lo de Ocaña es inconcebible, pero lo del ilustre profesor de Harvard, Campa, es inaudito. Cómo un hombre de su categoría académica tiene tragaderas para llevarnos al colapso económico.
Todos sabían lo del "plan de rescate europeo". Sabían que era para España, y ni se pusieron a trabajar en el ajuste presentado. Un plan tan necesario como hilvanado que no podrá ser aprobado hasta la semana que viene, porque no lo tienen estudiado. No saben a qué funcionarios recortar el sueldo, a quién congelar. No saben ni quién es un funcionario público. Ni cuando el descrédito nos invade, se quedan a trabajar una noche para aprobar un texto consensuado y comprometido con Merkel, Obama, Sarkozy, el FMI y el BCE. Era el Gobierno de la foto, y ésta ha dejado al descubierto que la mayor vergüenza es no tenerla.
Pilar G. de la Granja, directora de Internacional de Intereconomía Televisión.