Opinión

Santiago Fernández de Lis: Más integración fiscal para salvar la unión monetaria

Las presiones sobre los mercados de deuda soberana de los países periféricos habían situado al euro contra las cuerdas en los primeros días de mayo. Las decisiones anunciadas el pasado fin de semana por el ECOFIN y por el BCE, recibidas con euforia por los mercados financieros, suponen un cambio de rumbo que puede tener una gran importancia para el futuro de Europa, aunque los anuncios tendrán que verse refrendados por medidas concretas en los próximos meses.

La crisis griega, en efecto, se había ido de las manos y amenazaba la propia estabilidad del euro. El paquete de ayuda anunciado el 2 de mayo por la UE y el FMI no había conseguido detener la dinámica negativa del mercado, pese a tener una dimensión sin precedentes (110 millardos de euros) y venir acompañado de un plan de ajuste "draconiano" (de Dracón, legislador, qué coincidencia, ateniense, cuyo código establecía la pena de muerte para delitos menores).

La torpeza de los dirigentes europeos, sus mensajes contradictorios, la sensación de falta de entendimiento entre los principales países y las enormes dudas sobre las intenciones de Alemania explican la muy negativa reacción de los mercados en los primeros días de mayo y el rápido contagio a otros países periféricos, entre ellos España.

¿Qué ha cambiado esta vez?

¿Por qué el paquete anunciado una semana después ha tenido éxito donde su predecesor fracasó? Cabe destacar tres aspectos:

En primer lugar, la participación del BCE. Los paquetes gubernamentales son importantes, pero su monto tiene una limitación obvia en los presupuestos de cada país, y los procedimientos de aprobación pueden ser engorrosos. Sólo un banco central tiene la munición necesaria para una intervención, en teoría, ilimitadada y a muy corto plazo, que puede detener la dinámica de los ataques especulativos.

Al igual que en las intervenciones en los mercados de cambios, el BCE no ha anunciado un importe específico o un límite cuantitativo a estas operaciones, ni un rango de precios, lo que aumenta su eficacia y su impacto sobre los mercados.

En segundo lugar, el mensaje claro de que Europa está dispuesta a reforzar significativamente su grado de coordinación fiscal. El modelo de política monetaria única con políticas fiscales totalmente descentralizadas ha saltado por los aires (por la ruptura del Pacto de Estabilidad y la trasgresión de la regla de "no bail out"), y la credibilidad del euro exigía un marco alternativo. El mensaje lanzado el pasado fin de semana da señales de que los países europeos están dispuestos a avanzar en esa dirección.

Por último, el compromiso de avanzar en la consolidación fiscal en los países periféricos sometidos a más dudas. Dejando aparte el caso de Grecia, los demás países están a tiempo de evitar una dinámica de la deuda insostenible, pero para ello deben reconducir la situación con celeridad. El riesgo, ciertamente, es que se agudice la recesión, pero cuando un deudor que necesita renovar vencimientos cuantiosos ve que se le cierran los mercados no tiene elección.

¿Política fiscal común?

Como en tantas ocasiones anteriores en el proceso de construcción europea, la solución ante una crisis grave es más Europa. Si el modelo de políticas fiscales descentralizadas no es sostenible, sólo queda avanzar en la integración fiscal. La opción de deshacer el euro es mucho más costosa.

Las decisiones anunciadas por las autoridades europeas representan un paso decisivo en el camino hacia una centralización mucho mayor de las políticas presupuestarias y, en definitiva, hacia la unión política.

Pero no nos engañemos: la unión política sólo se hará si los ciudadanos europeos están convencidos y sus líderes políticos son honestos y persuasivos en el planteamiento de sus ventajas y sus riesgos.

El PEC, demasiado laxo

Hay que ser conscientes, sin embargo, de que una mayor centralización de las políticas fiscales exige unas reglas de disciplina mucho más estrictas. El problema es cómo recuperar la credibilidad del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), cuando la mayoría de los países europeos se encuentran varios múltiplos por encima del límite teórico del 3%. Endurecer las condiciones del PEC, sin más, no es una opción creíble.

Uno de los fallos del marco institucional del euro en los últimos años ha sido la discrepancia entre unas normas teóricamente muy estrictas y una aplicación sumamente laxa. Se ha abusado del recurso a Bruselas para imponer políticas impopulares, de manera que este mecanismo se ha vuelto contra el propio proyecto europeo. Esto explica la profunda impopularidad de la constitución europea en algunos países y su rechazo en referéndum en Francia y Holanda, así como las dificultades para la ratificación del Tratado de Lisboa.

Responsabilidad de los Estados miembros

La única vía realmente eficaz para restablecer una cierta disciplina fiscal son las normas auto-impuestas, a través de mecanismos de equilibrio presupuestario con el máximo rango legal, como la reciente enmienda constitucional adoptada en Alemania.

El complemento del PEC debería ser un compromiso para adoptar disposiciones similares, por parte de todos los países miembros de la zona del euro. Más Europa, sí, pero con un compromiso creíble de políticas fiscales responsables por parte de todos, asumido por cada país como propio, y no como una odiosa imposición de unos cuantos burócratas reunidos en Bruselas.

El otro ingrediente importante de una unión monetaria reforzada, más allá del marco fiscal, es la flexibilidad de las economías para reaccionar ante perturbaciones asimétricas. En este terreno deben darse pasos mucho más decididos, de manera que la próxima vez que nos enfrentemos a una crisis los ajustes se realicen de manera automática, sin poner en peligro la sostenibilidad fiscal. De este componente apenas se ha hablado en estos días porque lo primero era apagar el incendio en los mercados de deuda. Pero se hablará.

Santiago Fernández de Lis, socio de Analistas Financieros Internacionales (Afi).

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky