Opinión

Editorial: El miedo vuelve a la banca

El miedo es un cuarto oscuro donde los negativos se revelan. Durante esta semana, hemos visto las fotos del pánico. En números rojos, los mercados se han dado cuenta de que el esfuerzo de los gobiernos para insuflar vida al sector financiero ha quedado agotado. La crisis financiera ha terminado en una de deuda soberana. Y nadie sabe qué efecto dominó podría tener un posible impago heleno.

¿Recuerdan como Bear Stearns tiró de Lehman? Justo cuando parecía que la banca volvía a ser un negocio seguro, las entidades europeas están de nuevo en entredicho, esta vez por su exposición a la deuda pública. Los bancos financiaron el endeudamiento porque era un buen negocio en un momento de incertidumbre. Pero ése ya no es el caso. En nuestro país, las entidades poseían activos griegos, lusos y españoles por valor de 86.000 millones a cierre de 2009.

Este riesgo está contribuyendo a que sus títulos sean los más castigados sobre el parqué. Las grandes entidades hispanas son solventes, algo que está fuera de toda duda. Pero en esta crisis la banca ha experimentado dificultades para financiarse a corto, y el mercado interbancario está otra vez seco; de ahí que se haya iniciado la guerra del depósito.

A largo plazo, poseen vencimientos de deuda por más de medio billón de euros. A corto, hay un problema; sobre todo para las pequeñas. Quizás, el BCE intente dar facilidades cambiando deuda por dinero; pero esto generará inflación. Se ha buscado dar liquidez cuando el problema era el exceso de deuda. Pretendieron aplastar la burbuja, y ésta ha salido por otro sitio. Hay que desinflarla con un ajuste severo en el que admitamos que somos más pobres.

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