Mi radar de oportunidades se fija en una reseña matutina de la prensa. La AFEP (patronal francesa) adopta la futura obligación legal de fijar un mínimo de mujeres en consejos de administración para las cotizadas, 20 por ciento en los próximos tres años y 40 por ciento en seis años. Releo, y me planteo si es justo, y si nos favorece a las mujeres. No me siento feminista, porque nunca me sentí "objetivamente discriminada". Y, a pesar de que no estoy en ninguna de las listas de la Aído, (¿existen las listas?) el tema me interesa. Desde que me reorienté al Executive Search, soy más consciente de que existen filtros, quizás prejuicios, que afectan en distinto grado en la vida profesional, en las oportunidades, en la valoración del talento de hombres y mujeres. Ayer me encontré charlando con una gran profesional que, pasados los 50 años, se plantea un cambio de orientación en su carrera. Mi mente valoraba su condición de mujer negativamente para conseguir buenas oportunidades. A pesar de los resultados que ella me desgranaba, y la conversación inteligente y energética, me costaba ver un futuro claro para ella.
Lo analizo y veo los filtros, tanto los que pongo yo, como los que ella ha puesto en su carrera. Muchas mujeres profesionales han dedicado una energía, esfuerzo, capacidad en sus carreras para conseguir excelentes resultados profesionales, pero? han olvidado el networking, desarrollar relaciones, no las estrictamente necesarias para la compañía, sino para tus propias ambiciones. No han dedicado tiempo explícito a crear contactos, a pensar en los próximos pasos, en el plan B, por si un día necesitan o desean cambiar de orientación. De alguna forma, esos son sus filtros. Los míos (y de muchas personas), son el no valorar adecuadamente el estilo de comunicación e interrelación femenino, menos directo, menos agresivo, más casual, más emocional (en general). Entre otros.
Y aunque estos aspectos son un granito de arena en esta situación compleja que vivimos, me planteo si las famosas cuotas pueden ayudar a mejorar. Y, hoy, creo que sí. Es una forma de dar oportunidades a mujeres preparadas para gestionar, decidir. Eso sí, las cuotas no pueden convertirse en puerta de entrada a posiciones relevantes a mujeres que no disponen de la preparación y capacidad suficientes. En ese caso, se convierten en un trabajo forzado, en una condena más que en una oportunidad, y en un descrédito para todos. Lo estamos viviendo.
Puri Paniagua, socia de Neumann International.