Opinión

Julio Anguita: Grecia, el eslabón más débil

Cualquier ciudadano medio que forme opinión sobre los asuntos más diversos a través de titulares o de fugaces crónicas televisivas, habrá sacado la conclusión de que Grecia es la clásica cigarra del cuento que se ha pasado el tiempo despilfarrando y ocultando los resultados de su imprevisión.

Esto pudiera ser jocoso si no implicara un desvío de la atención sobre los fondos del problema y sus posibles repercusiones en otras latitudes.

Es cierto que el déficit del país heleno es alto, así como su nivel de endeudamiento. Pero recordemos que hace dos años tanto Alemania como Francia incumplieron los acuerdos de Mäastricht con respecto al déficit y no pasó nada.

De la misma manera hay que recordar que los niveles de endeudamiento de otros países de la zona euro han subido como consecuencia de los apoyos dados por los gobiernos al sector financiero en crisis.

La deuda es hoy el problema que atenaza a la mayoría de los Estados; de tal manera que puede decirse que nos encontramos ante el estallido de una burbuja financiera.

Lo que ocurre es que economías como la griega y otras más (entre ellas la española) no tienen en este momento capacidad ni perspectivas de relanzamiento económico sobre las bases de una producción creciente y un consumo interno y externo capaz de hacer de locomotora de la reactivación.

Desechadas las medidas de progresividad fiscal, sin esperanzas de incentivar por ahora la producción de bienes y servicios, atendiendo en ritmo decreciente los efectos sociales del paro y manteniendo una construcción de la Unión Europea aherrojada y anquilosada en la sumisión al marco-euro, la única salida posible es la que se le ofrece a la población griega: castigarla con un plan de hierro que, por otra parte, empeorará las condiciones económicas de aquel país.

Las barbas de nuestra vecina Grecia deben ir previniendo a las nuestras.

Julio Anguita, ex coordinador general de IU.

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