Opinión

Editorial: De la mano de Portugal

El virus griego es contagioso, pero ¿podemos vacunarlo? De ordinario, una vez que se ha anunciado la intervención del FMI, los mercados suelen calmarse hasta observar cómo evoluciona la toma de medidas.

El Fondo mantiene esa credibilidad. Pero los europeos han logrado anular el efecto balsámico en la confianza que suele conllevar la entrada de estos técnicos en un país. Al reunirse tantas veces llegando a tan pocas conclusiones, la UE ha logrado que sea patente su impotencia.

Esto hace que enseguida se compare, y la otra nación que padece mucha dependencia de fondos del exterior es Portugal , cuyos sueldos han subido sin parar mientras su economía malvive de manufacturas baratas que ahora se fabrican en países emergentes. Sin embargo, en cuanto recibieron en Lisboa el tirón de orejas de Standard & Poor's, allí Gobierno y oposición reaccionaron ofreciendo medidas. Aquí, el Ejecutivo se dedicó a matar al mensajero. Y no se puede enviar una mensaje peor a los mercados que hacerse el sordo cuando ellos tocan el claxon.

En sus modelos, S&P da más peso al comportamiento del mercado, algo muy relevante ahora que éstos pueden volver a marcar el paso. No hay más que recordar cómo el desplome sobre los parqués hundió la actividad real. Los bancos que han prestado para el gasto de estas naciones sufrirán.

El círculo de la crisis financiera se cierra. La banca española posee uno de cada tres euros de la deuda lusa. Si Lisboa se ve en dificultades, tirará de nosotros más de lo que podíamos imaginar. Es fácil ver qué trayectoria dibuja la onda expansiva. ¿Alguien que no esté ideologizado puede verlo?

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