Opinión

Editorial: Venus griega, ¿también sin piernas?

Hace tiempo que las estatuas clásicas perdieron los brazos. Pero fue ayer cuando el mercado les cortó las piernas. A un interés de casi el 9 por ciento por su deuda, Grecia no podía seguir corriendo. Tuvo que pedir auxilio a la UE y el FMI. Los europeos temen el contagio y conciben a los helenos como un primer muro de contención.

En el momento en el que caigan, el desplome afectará a otros países, a los bancos y las bolsas. De ahí que lo más probable es que al final haya dinero en abundancia para un rescate. ¿Será suficiente? Todo apunta a que tenemos Grecia para rato. Otros estados han logrado ajustes de dobles dígitos en el pasado, pero Atenas no puede devaluar su divisa, y su competitividad renquea. Si encima el PIB y los sueldos se resienten por los recortes, incluso adoptando un programa radical de reformas su economía se hundirá antes. De modo que, tras una serie de sorpresas negativas, en 2010 se volverá a necesitar un flotador. Cualquier ayuda será una patada hacia adelante. Todo apunta a que una reestructuración ordenada sea el final inevitable.

Grecia no da para correr más. Sin embargo, eso tendrá efectos. Se extenderá el miedo a quitas de deuda generalizadas. Portugal ya se incluye en las apuestas como la siguiente. Los expertos están divididos sobre España. No podemos permitirlo. Por mucho que se empeñe Salgado en negarlo, basta un aumento lento pero continuo de la prima de riesgo para que llegue un momento en el que la mano invisible del mercado estrangule nuestra liquidez. Los mercados han demostrado que corren más rápido y siempre se adelantan a la UE. Europa necesita reformas con urgencia.

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