En los últimos meses, dos de las mayores adquisiciones del sector petrolero las han protagonizado empresas nacionales chinas: CNOOC pagó 3.100 millones de dólares por el 50 por ciento de la argentina Bridas, y Sinopec desembolsó 7.200 millones por la suiza Addax. Es obvio que China anhela la independencia energética, pero el fenómeno de las National Oil Companies (NOC) es más amplio y guarda relación con el famoso peak oil o cénit del petróleo, es decir, el momento en que el mundo ha producido su máximo diario de petróleo posible.
Muchos expertos afirman que ese hito ocurrió durante 2008, mientras que otros tantos aseguran que no se alcanzará hasta 2020. Tampoco hay consenso sobre a qué ritmo, una vez pasado este punto máximo, la producción irá disminuyendo, porque nadie sabe cuánto petróleo queda por descubrir ni cómo se va a comportar la demanda. De hecho, ni siquiera es posible poner de acuerdo a todo el mundo sobre si las reservas "probadas" por las compañías y los países productores son realmente ciertas.
Si descartamos las teorías (las hay) que niegan el carácter fósil -y, por tanto, finito- del petróleo, lo único que parece poner a todo el sector de acuerdo es que el petróleo que se extraerá en el futuro será cada vez más costoso. Esto es debido a que el futuro de la industria pasa por explorar en aguas profundas, como en el Golfo de México, o por explotar el llamado crudo no convencional, como el de Alberta en Canadá. Dada la inelasticidad de la demanda de petróleo a medio plazo, los precios deberían tender a mantenerse relativamente altos. En este contexto, el valor de descubrir nuevos yacimientos ha ido en aumento, lo que ha provocado, por un lado, la proliferación de nuevos actores independientes respaldados por financieros (en el mercado alternativo londinense cotizan nada menos que 88 empresas dedicadas a la exploración petrolera) y, por otro, el auge de las NOC como actores fuera de su país de origen. Estamos ante una carrera, quizás falseada pero no por ello menos real, para garantizarse las últimas gotas de petróleo. El ciudadano de a pie sólo percibe los aspavientos populistas de algunos líderes políticos de países productores. Sin restar importancia a este fenómeno de nacionalismo energético, la expansión de las NOC -especialmente asiáticas- fuera de su país de origen es preocupante para las empresas privadas occidentales. Tendrán que adaptarse a esta nueva competencia y eso podría pasar por comprar? o ser compradas.
Eduard Saura, socio director, Accuracy.