Opinión

Editorial: Cenizas sobre las aerolíneas

La reciente erupción del volcán islandés es una clara manifestación del efecto mariposa, una tesis del Caos según la cual el aleteo de una mariposa en Tokio puede provocar cambios climáticos en Nueva York. Del mismo modo, el colapso del espacio aéreo europeo originado por las partículas volcánicas puede llevarse por delante los ajustes que las aerolíneas europeas habían hecho en lo que va de ejercicio.

Un sector que pensaba dejar de lucir pérdidas este año y al que ha golpeado duramente la crisis, la competencia con las aerolíneas asiáticas, las compañías de bajo coste y la propia evolución de la demanda derivada de la coyuntura. Hoy se esperan aterrizajes forzosos en los parqués, pudiendo registrarse caídas de entre el 3 y el 4 por ciento, que en algún caso podrían agravarse hasta el 10 por ciento.

"Eres mortal", debió balbucear el rugido del volcán. Su aparición en el escenario aéreo no sólo es la puntilla a un sector que, tras años en pérdidas, se aferraba a una posible recuperación en 2010 y que subía de media un 20 por ciento en las bolsas desde principios de año. Trae también a la memoria el amargo recuerdo del 11-S que llevó al precipicio a algunas compañías, suscitando el debate sobre si deberían recibir unas ayudas públicas que finalmente les fueron negadas. Sentada esa base, lo cierto es que se ha infravalorado el impacto del suceso.

Tras cuatro jornadas aéreas caóticas, la reunión hoy de los ministros del ramo se antoja tardía y tendrá frentes irresolubles. Se ha actuado tarde. Y en el horizonte, el efecto volcán eleva la probabilidad de que se produzcan nuevas fusiones.

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