Hay una reforma laboral en juego. Y la situación del jefe de la patronal, Gerardo Díaz Ferrán, dista de ser la idónea para hacer frente a este proceso. Sus empresas pasan por dificultades, y él se encuentra en una posición debilitada. Sin embargo, no hay tiempo que perder. Hay que aprobar algo efectivo pronto.
En el documento que presentaba el Gobierno se nota que el trabajo de la organización que preside Díaz Ferrán ha rendido frutos. Ha conseguido que Zapatero claudique ante la realidad y reconozca que hay que rebajar los costes del despido que cargan a las empresas, porque los sindicatos siguen empeñados en afirmar que el coste del despido nada tiene que ver con la contratación.
Pues en un escenario de debilidad económica tiene mucho que ver un despido caro con la creación de empleo, ya que puede suponer una losa si luego la actividad empeora. Así no se inspira la confianza para contratar. Con todo, la propuesta de reforma presenta riesgos como la eliminación del despido exprés y la restricción de la temporalidad. De ahí que la CEOE haya expresado su rechazo. Pero esto coincide con un capítulo más en el que le han apretado las tuercas a una empresa de Díaz Ferrán. El Gobierno ha retirado los derechos de vuelo a Air Comet, lo que entorpece bastante su venta.
¿Nadie se acuerda de cómo se concedió más tiempo a Air Madrid para facilitar su enajenación y que siguiese dando empleo? En esta situación tan tensa, la mejor prueba que puede dar Díaz Ferrán de su independencia es que se mantenga inflexible ante el Ejecutivo y sólo firme una buena reforma laboral. De este modo, refrendaría su labor al frente de CEOE.
