Opinión

Editorial: ¿Qué cerdito se salva del horno?

Ésta es la historia de tres cerditos. El primero levantó una casa de paja en unas islas paradisiacas y, ahora, precisa ayuda. El rescate de Grecia se ha escenificado para calmar a los inversores, pero esto no significa que todo esté arreglado. El lobo del mercado ya le ha tirado la casa. Y con una economía en ajuste y sin voluntad apreciable de reformarse, este cerdito va a tener que correr mucho. Necesita unos 80.000 millones en tres años.

El FMI y la UE le han abierto una línea de crédito, pero Atenas aún debe cumplir con los estrictos requisitos que se le impondrán. Parece encaminado hacia una quita de deuda. Pero los helenos deben hacer todo lo posible para que esto no suceda. Sería un harakiri. Argentina se sometió a tal reestructuración y eso le supuso la huida de la inversión y el consiguiente paro. Y el segundo cerdito se hizo una casa de madera que creía sólida.

En una situación de partida más saneada y con más tamaño, España no ha recibido la visita del lobo. Le asustó una vez y enseguida presentó un plan de consolidación, pero de momento ha evitado concretarlo. No se da cuenta de que los lobos han sido espoleados por el posible auxilio a Grecia para atacar de nuevo. El problema es que no hay una estructura que asegure la disciplina, y el guardian alemán ya no ve tantos beneficios en la zona euro.

Aunque su sistema financiero está débil y muy invertido en estos países, teme cargar con España, y se mostrará inflexible. Sin embargo, hay un tercer cerdito que edificó una casa de ladrillo en Dublín, ha recortado sueldos y su economía lo está padeciendo, pero ya no tiene que preocuparse por el lobo. Irlanda se recuperará antes. ¿Captamos la moraleja?

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