No son tiempos fáciles para el negocio bancario. Por un lado, los tipos de interés resultan excepcionalmente bajos, algo que brinda poco margen. Por otro, la ventanilla del Banco Central Europeo que les aporta una liquidez extra se va cerrando paulatinamente.
Y al mismo tiempo no se ven señales de vida en el mercado interbancario, donde las entidades se prestan dinero. Al no prodigarse la oferta, el precio del dinero se les encarece bastante. En definitiva, se trata de una época de baja rentabilidad para las entidades . Y, encima, las españolas deben hacer frente a una gran cantidad de vencimientos porque han tenido que captar mucha financiación del exterior para dar fuelle a la burbuja que vivíamos.
¿Qué solución les queda? Pues salir a la caza de clientes. Como el usuario nuevo escasea, las entidades se roban entre ellas. Para ello ofrecen numerosas ventajas, incluso si eso implica reducir sus márgenes. Se trata de ganar tamaño ahora para poder gestionar su rentabilidad más tarde, cuando haya mejores condiciones y puedan ofertar productos añadidos.
Por eso, éste es un buen momento para cambiar de entidad. Sobre todo, si usted desea aprovechar la bajada del euro y sufre por contrato un suelo para el interés que abona por su hipoteca. Eso sí, sepa que le pondrán todo tipo de condiciones y productos vinculados para lograr que usted se traslade con todo su dinero. Quieren de usted el paquete completo. Las entidades que están bien pueden forzar más y arrebatar mercado a las más débiles. Algunas pasarán hambre. Y esto tiene visos de durar mientras la crisis acucie: les toca pelear centímetro a centímetro.