Las ventas de coches aumentaron en marzo un 63 por ciento respecto al año anterior. En la coyuntura actual, el dato suena muy bien; pero la cifra resulta algo engañosa, puesto que el primer trimestre de 2009 fue desastroso y, al comparar, cualquier dato sale bien parado. Se acaban las ayudas a la adquisición de vehículos, y el alza del IVA también ha provocado que se adelanten compras. Por tanto, la subida en el número de matriculaciones representa tan sólo un oasis en la crisis del sector.
A partir de ahora, queda por delante mucho desierto. Se demuestra que los planes de ayuda a una industria son siempre finitos. En un sector abocado al ajuste, el Estado debió haber gastado en planes de recolocación laboral. El dinero fue gasolina para unos meses. Ahora, vendrá el terrible ajuste.