Opinión

Editorial: La SGAE y el bus, con la música a otra parte

Adiós a la música y las películas para disfrute común de los viajeros. Los espías de la Sociedad General de Autores y Editores han saltado de las peluquerías a los autocares, complicando la vida de las empresas del sector y la de sus usuarios. Quienes deseen entretenimiento habrán de llevárselo puesto en su propio dispositivo.

Algunas compañías de transporte de viajeros están retirando esos servicios no sólo porque les resultan gravosas las tarifas, sino porque otras organizaciones similares se han apuntado también a pasar la gorra. Los tentáculos de la SGAE se infiltran hasta hacer la vida de todos un poco más incómoda.

Cuando Bautista, su presidente, tiene tantas voces en contra, incluso internas, en lugar de coleccionar teatros en el marco del proyecto Arteria, debería replantearse su gestión.

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