Opinión

Javier Nart: Ante la escasez despilfarro

Desde hace años, España -nación discutida y discutible, Zapatero dixit- es un barco a la deriva en medio de un temporal, cuyo capitán ha sostenido con sonrisa meliflua que "aquí no pasa nada", "de lo que está pasando no tengo ninguna culpa", "ya estamos saliendo de la tormenta", "la culpa la tiene la tripulación".

Y mientras las olas sacuden al barco, ordena pintar la cubierta, poner uniformes nuevos a los maquinistas y maldecir al pasaje por vomitar.

Nuestro presidente ha despilfarrado el superávit de las cuentas del Estado con medidas peronistas tales como los 400 euros por cabeza o el desigualitario cheque bebé (idéntico para la madre rica que para la madre pobre). O el Plan E, y ahora el nuevo anestésico social para los supuestos campesinos andaluces, que convierte el PER en una coña marinera con peonadas de 20 días anuales que certificará el alcalde. Caciquismo decimonónico.

Zapatero busca titulares de prensa, promesas que se impulsan hacia un futuro indefinido a la espera de que la locomotora alemana tire de los vagones más perezosos y se pueda presentar (necesariamente para las elecciones) un repunte de nuestra economía del que evidentemente se hará protagonista.

Vivimos en el Estado del despilfarro. Una pluriadministración hipertrofiada donde el gasto público no se ha contenido sino expandido.

Este presidente va a dejar detrás de sí dos desiertos: una España agostada, con su economía hipotecada por una deuda pública disparada como forma de seguir financiando el Estado, y un Partido Socialista laminado, sin otras ideas que las del líder.

Y para muestra, un botón: los Comités Federales del PSOE son lo más parecido a un Congreso del Partido Comunista (capitalista) chino. Y los Congresos dejan atrás las mayorías búlgaras. El último del PSOE andaluz dio mayorías del 99,8%.

A Dios gracias, no fue del 103%.

Javier Nart, abogado.

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