Según el indicador adelantado, el IPCA subió cinco décimas en marzo, hasta el 1,4 por ciento, su nivel más alto desde diciembre de 2008, aupado por el componente energético. De confirmarse el dato, la inflación de marzo, aunque exigua, será inusualmente alta para los valores que venía marcando los últimos meses.
Pero no viene motivada, como sería deseable, por una eventual reactivación del consumo, sino que responde a la subida de carburantes y combustibles, por lo que podría calificarse de inflación importada.
Ahora bien, depara dos lecturas. Una, que endeudarse sale gratis, pues el 1,4 por ciento de inflación es superior a los tipos de interés del BCE, con lo cual el dinero prestado sale barato. Otra, que cada vez quedan más lejos los riesgos de un escenario de deflación.