Opinión

Julio Anguita: Los sacerdotes de la manipulación IV

La realidad no sólo es tozuda, sino que es evidente si el ciudadano medio se toma siquiera diez minutos para reflexionar sobre lo que tiene ante sus ojos y el reflejo de ello en tertulias, declaraciones varias y pseudo-debates económicos. Y si a lo anterior le añade una pizca de memoria lo que resulta no es otra cosa que el guirigay más insostenible a la luz de la racionalidad y la lógica más elementales.

Hace un año, los del G-20 hablaban de refundar el capitalismo, poner en cuarentena las hasta entonces inmarcesibles virtudes del mercado y embridar los juegos sucios del capitalismo financiero y sus paraísos fiscales. Los corifeos de turno anunciaban una nueva época y un punto de inflexión en torno al rumbo de la economía mundial. En el fondo de la cuestión estaba -y está- el fin de una época presidida por el imperio casi incontestado de la trinidad capitalista: mercado, competitividad y crecimiento sostenido.

Los ingenuos de siempre se sumaron al coro de los aparentemente arrepentidos especuladores y anunciaron al mundo un cambio bajo la égida del presidente Barack Obama. La hipnosis duró el tiempo justo para poner en marcha planes de ajuste, advertencias de medidas ejemplares, ataques a los logros del llamado Estado del Bienestar y mensajes de preparación psicológica de las poblaciones para que éstas acepten recortes salariales, jubilaciones retrasadas, paro en aumento, etcétera.

Manipulación de estadísticas, titulares alarmistas, verdades de perogrullo y una supuesta objetividad científica han sido los mecanismos que han transformado a los responsables de la crisis en imprescindibles cirujanos de hierro para evitar males mayores. La lluvia de titulares sobre Grecia o sobre esa nave errática que es la UE embotan el sentido analítico y moldean las mentes para el olvido y la resignación.

Julio Anguita, ex Coordinador General de IU.

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